martes, octubre 03, 2006

CRÓNICA DE UNA GUERRA

A la edad de 8 años me creí poderosa. Pisé la primera cucaracha. Me sentí realizada. En ese momento, mi divina conciencia no supo que aquel acto marcaba el comienzo de una guerra. Un conflicto bélico que las cucarachas me declaraban, su constante venganza. Vaya a saber qué miembro importante habré matado, deben ser familias grandes. No me di cuenta de esto hasta hace unos meses cuando, meditando un poco sobre los hechos interesantes y asombrosos acontecidos en mi vida, se me ocurrió dicha posibilidad.

El primer episodio sucedió pocos meses después del acto homicida que cometí. Estaba yo en la cocina tranquila, charlando con Madre, cuando comencé a sentir cierto cosquilleo en la pierna derecha. Son rápidas, apenas bajé la vista, y divisé a la cuca, ya estaba a la altura de mi rodilla. Era seguramente la valiente, la más resentida por el daño que les causé. Terminó muerta entre mis gritos de horror y el zapatillazo de Padre.

La segunda peripecia (palabra que encontré en la lista de sinónimos) fue masiva. Época de pijamas party, una emoción, tenía nueve añitos. Invité a cuatro o cinco amigas a casa. Nos ubicamos con colchones en el comedor. A las 12.37 de la noche llegó mi hermana, y se quedó charlando con nosotras. No pasaron ni quince minutos que, debajo de un mueble del living, salieron unas siete u ocho cucarachas. Ni siquiera ahí pude comprender que me estaban atacando. Y pobres mis amigas, deben haber pensado que mi casa era una suciedad, pero en realidad estaba todo planeado por éstos bichos, ellos eran los sucios y malvados. Intentaban vengarse. Corrimos todas a mi habitación cuatro por cuatro, nos encerramos en ella y cubrimos la parte de abajo de la puerta para que ninguna irrumpiera nuestro sueño. Dormimos apretujadas pero a salvo. A la mañana siguiente no estaban, no había rastro del enemigo.

Hechos mínimos y numerosos se deben haber acontecido desde la pijamada hasta lo que contaré en breve, pero no tengo registro alguno. El siguiente suceso fue a los 11 años, en la escuela. La maestra había pedido que formemos grupos de cuatro. Tres compañeras y yo juntamos dos mesas y nos sentamos a hacer unos ejercicios matemáticos (ahora que recuerdo, no entiendo para qué el grupo). Los números me encantan. Yo estaba compenetrada en mi cálculo, cuando advertí que delante de mi mano caminaba un ejemplar de esa asquerosa especie. Era grande, roja y sus patas peludas. Grité, como siempre. Las cucas comenzaban a aterrarme. A esa no la pudieron ultimar, escapó.

Al año siguiente me sorprendieron en mi lugar favorito de la casa, la bañera. Estaba todo listo para mi baño de inmersión, cuando aparecieron dos en el borde de la bañera. Siendo el baño un espacio sagrado, tomé valor y las maté. Segundo hecho que creía heroico, sin pensar en las consecuencias.

Luego intentaron varios alzamientos contra mi persona pero ninguno de gran magnitud. Durante varios años obligué a Madre a que tirara Kaotrina cada dos meses para evitar invasiones. He logrado deducir, en el transcurso de esta crónica de guerra, que la mayoría de las tentativas de las cucas fracasaron. Sospecho que por eso detuvieron sus ataques. Con el tiempo olvidé el conflicto, que seguía vigente pero en la clandestinidad. Estaban preparando el ataque final, que les llevó años de elaboración para conquistar su imperioso objetivo.

Las cucas lo tenían todo planeado. Julio de 2006, era invierno, no había rastros de kaotrina, y existía un clima de tranquilidad con respecto a las invasiones cucarachescas. Era el momento oportuno.

Es necesario aclarar, para entender el siguiente acontecimiento, que duermo en una cama marinera, abajo. Una de las tantas noches me acosté con plena confianza. Mis sentidos debían estar inconscientemente alertas, porque apenas sentí que una cucaracha caía sobre mi cara, no sólo me asusté, sino que también la agarré con todos los dedos de mi delicada mano y la tiré hacia no sé donde. Me invadió el pánico. Típica frase, pero verdadera. Me embistió la cuca y el pánico. En constante lucha contra mi tormento, prendí la luz. Estaba ahí, en guardia. Había logrado su objetivo. Yo estaba horrorizada. En un instante de bronca e histeria por mi evidente derrota, agarré un libro, que tenía al costado de mi cama, y la maté, la aplasté, la hice puré. Me vengué, pero el daño estaba hecho (y el libro manchado).

Como mensaje final, debo decir que yo, Mariela, me declaro vencida. Levanto la bandera blanca y les digo que sí, han salido victoriosas. Son vencedoras, triunfadoras, ganadoras y todos los sinónimos existentes. Han logrado su objetivo: mi pánico a las cucas. Con todo respeto, Las Cucarachas.

12 comentarios:

Jai Gurú Deiva Omm dijo...

Que asco esas criaturas de Satán

Te entiendo Marie, pero no bajes los brazos amiga, con Pao vamos a hacer una vaquita para comprar Raid, para que tu linda casa verde y roja quede totalmente invulnerable a estos entes demoníacos. Eso sí, no dejen muchos días los platos sin lavar.
Salud
Omm
Agos

SISIFO dijo...

no quiciera ser negativo, pero es imposible.. las cucarachas no son cualquier bicho.. si te hubieses peleado con una luciernaga, o una libelula tal vez habria esperanza, pero una cucaracha... hay casos de gente que la paso muy mal los lei en esas revistas de ciencia que describen situaciones terribles como las que les pasan a Jhon S. o a Mirtha L. gente que tiene apellido alfabetico.. es jodido muy jodido, te recomiendo mudarte a un pantano, hay hay tanto insecto de mierda que vas a extrañar a las cucarachas..

Anónimo dijo...

Periodístico.
Delirante (como vos)
Si dejas de poner TN de fondo todo el día, te dejo una crítica re copada.

Vos elegís.

Atte.

P.L.

Anónimo dijo...

Hola, mis pollas!!
Bueno, no, polla tengo una sola.
Hola, mis chichis!!

Esta crónica de la Princesa Mariela me encantó.
También he leído el Manifiesto, me parece sublime. Menos mal que no me cruzé con la niña Agostina ese día.

Ya les pasaré los relatos exclusivos de mis anécdotas, que he reservado para ustedes, como me pidieron.
Aunque no me hayan dejado ser parte del staff, las quiero como siempre.

Su amigo y mentor.

Polo Irzubeta Lynch

emiliano. dijo...

Mariela, quiero que sepas que tenés en mí un compañero de fierro en este terreno; alguien que fue vencido hace ya mucho tiempo, un veterano del pánico. Y aunque la variedad de insectos que me provocan panic attacks sea patológicamente extensa, decididamente está liderada por las Cucarachas.
Por eso si tenés alguna duda o necesitas un consejo con respecto a este problema, no sientas vergüenza y pedilo.

Muerte a los insectos voladores.

Arriba los mamíferos.

Ser giorongo dijo...

Debo reconocer que te acompaño en pavor y desazon: es inútil luchar contra ellas... saben todo, nos observan desde los más recónditos lugares de nuestras casas (¿o sus casas?)
Reconozco también que he sufrido reiterados ataques de esos asquerosos y a veces invencibles bichos... para derrotarlos, hay que pensar como cucaracha, ver como cucaracha, sentir como cucaracha...
gracias a dios, no puedo hacerlo...todavía...

Jai Gurú Deiva Omm dijo...

Emiliano: Voy a tener en cuenta tu ayuda. Seguramente la voy a necesitar. Me alegra mucho tenerte acá. Nunca dejé mensaje en tu blog pero leí tus textos, son muy lindos. Se lo recomiendo a todos.

Ser Giorondo: Profe de literatura! Qué alegría tenerte acá!!. Pensar como cuca.. es una posibilidad. Pero el solo hecho de pensar me aterra, pensar como cuca no...

En breve escribiré sobre otra de las plagas que, también durante meditaciones (esta vez a la madrugada), encontré interesantes por su insoportable y vengativo canto: Los pajaritos!.
Saludos
Marie

Anónimo dijo...

Queridìsima y estimadìsima Lorenzo Pe, simplemente quiero hacer acto de presencia y me saco el sombrero ante semejante emprendimiento cibernautico
L de Loser (Obvio, siempre q va una L va la palabra loser)
O de Oh! Paolita, estàs màs chapa de lo q pensè....q bueno!
C de Cachonda (y bue....hoy el dìa ta lluvioso, no?)
A de atentamente seguirè estas crònicas de la vida cotidiana
PD: Viste? Soy re buena.....
PD: Maldita tecnologìa, 3 hs. hasta q entendì còmo mandar un mje.......

Anónimo dijo...

Gime, vino Gime!!! Siiiiii!!!

Cuando ví tu nombre empecé a transpirar. Se venían un par de verdades juntas. Faltó nuestro: aguante la t...

Muchos besos y abrazos que tanto te gustan.

P.D.: No, buena no sos, pero estuviste bien
P.D.: 3 hs para dejar algo? esta bien. Yo hace años que miro blogs y hace unos meses que me enteré que se podían dejar comentarios.

Anónimo dijo...

HOLA ACA LLEGO EL ABURRIDO ALVARO Y SU DATO CONCRETO. ME IMAGINO QUE MUCHOS DE USTEDES ESTAN DEJANDO COMENTS EN UNA LINEA MAS HUMORISTICA CON EL POST (SIEMPRE ES GRACIOSO HACER EXTENSIBLE A UNO MISMO EL PROBLEMA PLANTEADO, COMPADECERSE Y DEMAS.) O QUIZAS SEAN TOTALMENTE SINCEROS.. PERO ANTES DE TIRARME CON UN TOMATE RICO EN BETACAROTENO. QUIERO DEJAR EN CLARO MI SINCERA INTENCION DE COMPARTIR MI EXPERIENCIA CON USTEDES SI SUFREN DE SER INQUILINOS DE LAS CUCARACHAS...
LA VERDAD QUE EN MI DEPTO HABIA NIDOS... CIENTOS... Y TODO (QUIERO DECIR TO-DO) TERMINO CUANDO UN TIPO PUSO UNAS CUANTAS GOTITAS DE UN GEL, INODORO, Y DURADERO EN LAS COMISURAS DE LA COCINA Y BAÑO... AL QUE QUIERE LE PASO EL TEL DEL TIPO, Y CHAU...

Anónimo dijo...

Lo que pasa Alvaro, es que en el fondo, Marie ya se encariño con las cucarachas. Y aparte, cuando vivís en un depto es mas sencillo que cuando vivis en una casa. Nosotros tendríamos que poner gel por todo el parque y eso serían muchos litros y ni se si se puede. Una vez adentro de casa, apareció una lagartija. Jodido.

Alvaro dijo...

AHHH, CLARO... LO QUE PASA QUE EN CASAS ES DISTINTO. EN LOS DEPTOS VIVEN LAS PEQUEÑAS Y DORADAS... COLORADITAS.. PUAJJJJJJ!!!!!! PERO EN LAS CASAS TAMBIEN ESTAN LAS DE JARDIN QUE SON NEGRAS Y MAS GRANDES... PERO TAMBIEN MENOS ASQUEROSAS A MI GUSTO...
ESTO ME PASA POR NO LEER EL POST... DEBO RECONOCER. JE
Y NO TENGO LA MENOR IDEA DE COMO COMBATIRLAS... CALCULO QUE ES IMPOSIBLE...


¡FUERZA, CARAJO!

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