COSAS IMPORTANTES , Anhelo de pensar en (y de saber cuáles son)

Te pensé mas de dos o tres veces durante el día. No me gusta nada esto de dejar de lado las “cosas importantes”. Uno tiene “prioridades”. Las mias estaban bien claras. Si digo “estaban” es claro que es porque ya no lo están. Ahora ansio que mi mente se encauce nuevamente en ese laberinto de ideas filósoficas intricadas y de psicoanálisis pasado de moda. Pensar que Lacan me parecía difícil de entender y, al lado de esto Lacan es como leer El Principito (que, sin duda, es una historia bellísima, pero con esta burda comparación apunto a la simpleza de este cuento, que resulta asequible a casi toda la población, de clase media por supuesto, como todo lo asequible en Argentina)
La cuestión es que esto de pensarte tanto está jodido, esto de los enigmas y las dudas todavía mas jodido, y lo peor, es que las respuestas a estas preguntas, no las puedo buscar en el manual del alumno bonaerense como cuando tenía 11 años. Con mas del doble de años y por ende bastante camino recorrido, continuo sin hallar la forma de llevarme bien con la puta dialéctica de la presencia-ausencia. (Para ser honesta lo que me resulta poco llevadero es la parte de la ausencia, porque la otra parte de esta dupla la manejo mal, pero la manejo.)
Uno de los modos de sobrellevar la parte “Ausencia” del dúo “Presencia-Ausencia” fue, casi por inercia, contar las horas. Pero cuando tuve que contar días y después meses, me pareció insoportable. Hasta el segundero me parecía lento. Ahí noté como el tiempo se puede volver muy lerdo si uno lo contabiliza , así que mejor buscaba otra alternativa. Como el suicidio no era opción, primero por ser muy dramático y segundo porque tengo muchos proyectos (pero mas que todo por lo dramático), y el tic-tac, tic-tac es insufrible, decidí que mejor te borraba de mi cabeza.
Entonces me percaté que mi memoria me patea en contra, porque aca estoy, escribiendo de vos y por vos, después de 3 días, 11 horas, 7 minutos y unos cuantos segundos, de haber decidido no hacerlo.
Finalmente, conformándome con que hay cosas que no están al alcance de la dominación conciente, he decidido que lo mejor es seguir pensándote, todo lo que sea necesario, hasta que mis neuronas se aburran de hacer siempre la misma sinapsis, y si no se aburren, hasta que te encuentre.

México D.F. Agosto, 17.